Algo ansiosos estábamos por ir ese lunes. En lo personal nunca había ingresado a la Penitenciaria. La única referencia del espacio donde asistiríamos fue gracias al Google Maps donde nos enseñaron como sería la distribución de escenario y la demo.
Ya habiendo pasado por los controles respectivos donde te quitan hasta el celular (y una vez adentro la señal es casi muerta), ingresamos a un hall donde debíamos esperar un poco y recoger las rampas para instalarlas en el rincón del óvalo donde estaríamos.
Llega el camión, cargamos y nos dirigimos al meollo del asunto.
Ingresamos a un espacio amplio donde por el medio cruzaba una pasarela enrejada protegida por los guardias.
Se escuchaba una bulla pareja de gritos y golpes que provenían de todo el perímetro donde apenas se alcanzaba a ver las caras de quienes se expresaban. La primera advertencia de los guardias era no acercarse hasta 2 metros a las rejas de donde salían brazos completos, ya que en cualquier momento podrían sacar un sable hechizo para hacernos daño.
Fuera de toda advertencia y prejuicio que podía tener en ese momento con los reos, me era muy confuso si lo que gritaban era en buena o mala onda. Veía en detalle las celdas donde hospedan y no creo que sea un lugar que inspire buenas vibras, por lo que creí que sólo lanzaban insultos. Los cabros instalaron el quarter, la baranda, el cajón y el hit para dar inicio a la demo.
Ahí la bulla se incrementó notoriamente ya que paralelo a los reos, iniciaron los músicos sus rutinas entre rimas y poesía para alentar a los locales. Con un par de trucos concretados por parte del team Tepian y la crew de Recoleta se fueron prendiendo los ánimos.
Con cada “OOOOOH!”, “güena chuchitumareee!” o “dale pajarón!” te ibas dando cuenta de que había un humor de agradecimiento más que cualquier otra cosa. Ya más en confianza, gritaban “DALE BIGOTE!” haciendo referencia al Jota para que bajara el flip back o flip 3 que le ponía al hit.
De repente abren una compuerta del perímetro donde ingresan unas 20 personas quienes serían los que han tenido un buen comportamiento y se les premiaba con el estar ahí compartiendo.
Y así se fue pasando la tarde mientras salían rutinas seguidas por Darío y con las voces del hip hop y raggamuffin, hasta el final que aparece Jimmy Fernandez de la Pozze Latina para animar esa templada tarde
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